Degradación del aislamiento de los bobinados del estator debido al sobrecalentamiento o condiciones ambientales húmedas.

Cortocircuitos internos y quemaduras en el rotor causados por sobrecargas o funcionamiento fuera de los parámetros nominales.

Desgaste excesivo de los rodamientos generando vibraciones intensas, ruidos anómalos y posibles daños en el eje del motor.

Fallo en los sistemas de control, incluidos variadores de frecuencia, PLCs y módulos electrónicos asociados al sistema de accionamiento.

Deterioro de los acoplamientos mecánicos y otros componentes del tren de transmisión directamente conectados al motor AC.

Problemas en las conexiones eléctricas, desde terminales sueltos o quemados hasta cables de alimentación defectuosos.

Mal funcionamiento del sistema de regulación de velocidad, provocando inestabilidad del motor o daños colaterales a nivel mecánico.

Fallas en el sistema de refrigeración del motor, como ventiladores inoperativos o canales obstruidos, lo cual causa sobrecalentamiento.

Oscilaciones en el par motor debido a desequilibrios en la alimentación trifásica o fallos en el inversor de frecuencia.

Desalineación entre el eje del motor y el equipo que acciona, provocando desgaste prematuro y vibraciones anómalas.

Corrosión interna de componentes metálicos expuestos a atmósferas agresivas o contaminantes industriales.

Averías en sensores de posición o velocidad integrados en motores con control vectorial o servomotores AC.

Errores en la programación o calibración de controladores utilizados en ajustes de rendimiento del motor eléctrico.

Infiltración de polvo o líquidos en la carcasa del motor, comprometiendo la integridad del sistema eléctrico interno.